Faceless characters and landscapes from them

Galería Hispánica presenta la exposición Personajes sin rostro y paisajes de ellos, una muestra individual con obra inédita del artista Gabriel Macotela (Guadalajara, 1954). En ella, el artista representa la situación del migrante en el país a través de óleos, pasteles y acrílicos que rodean a un tren en movimiento, hecho de legos, cartón y arena, llamado: “La Bestia”. El eje temático de esta exposición es la desolación. La desolación en la que se encuentra el ser humano en la situación actual del país, la violencia y aquello que lo obliga a dejar sus tierras, su familia y montarse a un tren, en busca de una mejor vida, a pesar de que esto signifique apostarla.
Macotela despoja de rostro a sus personajes porque éstos son un homenaje a todos los migrantes y al mismo tiempo a todos los desaparecidos. El paisaje es la naturaleza y la ciudad devastada por la industria contaminante, entorno en que viven y sobreviven dichos
sujetos. Es por ello que para el artista, esta muestra, es “una cuestión humanitaria”, y en
sus palabras: “no es una crítica, es simplemente la realidad”.
La exposición monócroma de Macotela, rodea a un gran tren que, irónicamente, viaja sin
pasajeros, la pieza está acompañada de una pieza musical de Vicente Rojo Cama y una de
Eugenio Elías, que son reproducidas en un equipo de sonido diseñado por Macotela para la
casa Margules; pioneros en sistemas de sonido, de alta gama, analogico en latinoamerica.
Así mismo, Mardonio Carballo ha escrito un poema para la exposición, de especial
importancia para el artista.
Las paredes albergan dibujos y pinturas con semejanzas formales entre sí, que marcan una
cierta repetición, del caos, de la sombra, de la ausencia de vida. La muestra cobra sentido
una vez que es leída en conjunto, las obras son, en relación con su entorno no sólo dentro,
sino fuera de la sala. Macotela, retrata y construye pieza a pieza su contexto, ¿para qué? o
¿para llegar a dónde? Posiblemente para ser escuchado, volviendo sobre sí mismo y sobre
su verdad, como “La Bestia” misma, que viaja oxidándose en un loop, esperando encontrar
la luz

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