Factory of devastation

Después de casi dos años de encierro, Gabriel Macotela exorciza la muerte entonando la oración del sobreviviente: un canto para quienes se arriesgan a reconocer su propia oscuridad y abrazan las luces de su existencia. La Fábrica de Devastación contempla un paisaje posterior a la batalla aún manchado de cenizas y escarcha mortuoria, fragmenta la realidad en naturalezas muertas que nunca antes habían conquistado tal denominación con tanta libertad, retrata sin piedad las miradas y facciones de quienes se burlaron de la emboscada de los heraldos negros , la embestida de los verdugos, los presagios de los mensajeros celestiales… presidida por el arcángel Jofiel engastado en ámbar y cuarzo.

 

Dibujos, maquetas, pinturas, grabados, narran estas penas que se niegan a desaparecer. A través de gestos vigorosos y trazos impetuosos los territorios de estas composiciones son siempre memorables y de entrañable profundidad. Creaciones vitalistas que son olas de indignación y belleza, clamor de justicia, envueltas en una armonía estética que trasciende las calamidades y desafía el apocalipsis. Y aunque asume la máxima culpabilidad del Confiteor, expresando el cansancio que hemos causado a la naturaleza y el malestar que esparcimos entre nosotros como átomos sin rumbo, su obra conserva un rescoldo de esperanza al abrazar a Elpis, la única deidad que se negó a abandonar Pandora, cuando abrió y vació males y terrores de un recipiente sinónimo de tentación y curiosidad…

 

Gabriel Macotela combate el silencio sin pronunciar palabra. Sus imágenes son elocuentes y provistas de ideas. Son soliloquios en busca del diálogo, persiguen los sentimientos de los demás, se encuentran con los pensamientos de los demás, comparten las imaginaciones de los demás. Contra la evidencia de la realidad, esos residuos trágicos que nos untan con el ungüento del pesimismo, el hacedor de ficciones subversivas, quizá inquietantes, desafía a duelo a la ignorancia, a las buenas conciencias, denuncia la violencia de los poderosos, los actos egoístas de los pusilánimes, y arroja luz sobre las continuas victorias del. Eso no le asusta, quizás hasta le motiva a convertirse en una especie de inmolación heroica.

LUIS INGANCIO SAINZ

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